El diseño no es solo una manera creativa de pensar o una poderosa e imprescindible herramienta para la innovación y la transformación en las empresas. El diseño también es una disciplina trasversal que emplea conocimientos técnicos y capacidades tecnológicas para el desarrollo y la planificación estratégica de productos y servicios orientados a satisfacer los deseos y las necesidades de las personas.
La Declaración de Montreal sobre el Diseño, publicada en la Montréal World Design Summit (octubre 2017), subraya la «contribución fundamental del diseño para idear y concebir el mundo actual y del futuro» porque:
«El diseño es motor de innovación y de competitividad, de crecimiento y de desarrollo, de eficiencia y prosperidad.
El diseño es un factor de desarrollo de soluciones sostenibles para los seres humanos y una defensa para del planeta del que dependen.
El diseño es expresión de cultura. Los diseñadores tienen un papel especialmente significativo en la elaboración, protección, enriquecimiento, puesta en valor y conmemoración del patrimonio cultural y la diversidad frente a la mundialización.
El diseño aporta valor a la tecnología, sitúa a la persona en el centro de la reflexión de la relación entre el elemento humano y las interfaces, y conecta la tecnología con las necesidades de hombres y mujeres.
El diseño facilita los cambios. El diseño permite a todas las esferas sociales -públicas y privadas, gubernamentales y no gubernamentales-, a la sociedad civil y a los ciudadanos, adaptarse a los cambios (austeridad, movimientos demográficos, alteraciones en los servicios…), con el fin de mejorar la calidad de vida de todos.
El diseño contribuye a hacer las ciudades inteligentes, permitiendo mejores comunicaciones, mejores entornos, una mayor calidad de vida y comunidades locales más prósperas.
El diseño aborda la capacidad de recuperación y la gestión de riesgos mediante la investigación exhaustiva, las metodologías consolidadas, el prototipado y la valoración de las consecuencias del ciclo de vida.
El diseño favorece el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, en general, y de las industrias creativas, en particular.»
Así se define el valor del diseño en la Declaración de Montreal.
Este informe titulado «La economía del diseño en la Comunitat Valenciana», desarrollado por la Asociación de Diseñadores de la Comunitat Valenciana (ADCV), se orienta por la llamada a la acción incluída en la Declaración. Un llamamiento que insta a los diseñadores a responsabilizarse de la comunicación sobre el valor y el sentido de su práctica, de sus procesos y de sus resultados, y que desarrollen, también, procedimientos eficaces capaces de evaluar el impacto del diseño con el fin de demostrar su valor estratégico y su interés público.
En estas tareas los diseñadores están llamados a trabajar de forma concertada con otros agentes, por lo que, agradecemos a la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI) su implicación en hacer posible este informe a través de su financiación. El presente trabajo pretende localizar y definir indicadores pertinentes, cuantitativos y cualitativos, que den cuenta del valor estratégico del diseño, y que puedan ser, a su vez, comparables.
Para llevarlo adelante se ha elaborado una taxonomía inclusiva de las prácticas del diseño y de sus usos. Una taxonomía de las prácticas del diseño que dan cuenta de un ejercicio profesional consolidado, plural y dinámico; y una taxonomía de los diferentes usos que del diseño y su aportación de valor hacen las empresas.
También se ha querido realizar un primer mapeado, una primera cartografía del territorio de la formación porque es donde el pasado de la profesión se asienta como práctica, al tiempo, que se juega una parte importante de su futuro.
Este trabajo ha sido realizado con el objetivo de contribuir a la definición de modelos de análisis específicos del valor del diseño que recopilen datos e informaciones valiosas para los diseñadores, las empresas, las administraciones y para la sociedad en general.
Dice Italo Calvino que lo cotidiano es aquello sobre lo que la vista se desliza sin detenerse. El diseño se ocupa de crear lo cotidiano, encarnando en él valores universales y provocando una transformación de la sociedad de manera discreta y, casi siempre, anónima. Sabemos que el diseño tiene un fuerte efecto económico, pero desconocemos su verdadera dimensión. No existe un buen mapa actualizado del sector del diseño, ni de su imbricación en los sectores empresariales que lo emplean intensivamente.
«La economía del diseño en la Comunitat Valenciana» es una primera aportación para visibilizar y poner en valor el impacto del diseño en la economía valenciana, además de contribuir a dar a conocer al diseñador como figura clave en la estrategia de innovación de las empresas ya que el diseño propone soluciones innovadoras y deseables, comercialmente viables, productivamente factibles y económicamente rentables. Bien gestionado es un factor clave que contribuye a la productividad y la competitividad, aportando diferenciación e innovación.